le llueven los defensores estas semanas a la continuidad del asilo de Cambados, pero su futuro sigue en el aire. La millonada que exige por su venta la congregación religiosa ha dejado el terreno sembrado a algunos socios del cuatripartito para reclamar que, como pregona siempre la iglesia, se desentiendan del dinero del césar y se atienda a los desfavorecidos. Pero ni por esas. Es tan suculento el mordisco para quien enajena y tan aparatosa la cifra para la administración que valora su compra que por ahora se opta por la retórica, nada de heroica billetera. A ver si un euromillón lo arregla.