Curioso cierta transigencia por parte de los responsables de seguridad, o si lo permiten, de aquellas personas que están en la puerta de un espectáculo y no saben, por decirlo de algún modo, estar. Claro que en esta país a uno le ponen un pin y ya se cree capitán general. Ejemplos hay muchos. En el Depor, sin ir más lejos, uno que procede de la banca lo ponen a gerenciar y sabe más de fútbol que el que lo inventó, y si encima se rodea de gente que le hace la ola, ni les cuento. Pero así nos va, topando siempre con aficionados. A lo que vamos, resulta que un fotógrafo quiso acceder a una velada de boxeo para ilustrar la información de la misma, pero el de la puerta se lo impide. En vez de solucionar el problema, lo empeoró. Porque si fuera profesional buscaría al responsable de la organización y le explicaría el tema, pero no. Y la verdad es que el que más pierde es el acontecimiento en sí y cabrea e invita de cara al futuro a tachar de las previsiones estas coberturas. Contar con profesionales es bueno.