A lo mejor tenemos una percepción equivocada, como llevamos meses informados que cada mínimo detalle de la boda de Tamara Falcó lo mismo pensamos que casarse está de moda. Pero no. Eso de vestirse de blanco, reunir a familiares con los que no tienes más relación que una felicitación navideña por WhatsApp y contratar un catering por el precio de lo que costarían dos semanas de vacaciones de lujo es cosa del pasado. Está bien para los famosos, que siempre pueden vender la exclusiva a las revistas y las televisiones, pero para los demás es innecesario. Con lo modernos que somos, qué necesidad ya no solo de hacer un fiestón, sino de firmar un papel. Si la mayoría ya está atado con una hipoteca o unos hijos en común. Qué más compromiso que ese... Total, que en el fondo, la huelga de los funcionarios de Justicia que está paralizando los matrimonios en el Registro Civil nos viene hasta bien. Así nos evitamos tentaciones de seguir los cánones de toda la vida, que luego nos tachan de rancios.