Apenas han pasado cuarenta días desde que Rey Varela y su equipo aterrizaron en la Plaza de Armas y los cambios ya se notan. Si para mejor o peor, es algo que deberá juzgar en conciencia cada ferrolano. Pero notar, se notan. Lo nota ese matrimonio siempre mal avenido entre peatón y conductor. Caminar ahora por la propia Plaza de Armas ya no es lo que era. El anuncio de la supresión de las cámaras sancionadoras y el inminente traslado de la parada de taxis a la calle Terra ya ha empezado a calar entre los que manejan turismos y, en consecuencia, en los que los esquivan. Veremos.