Decía Galeano aquello de que un hombre puede cambiar de pareja, de partido político o incluso de religión, pero no de equipo de fútbol. Algo así ha debido de ocurrir en la familia Patiño, que pese a haber emigrado han logrado que en Watford naciese un deportivista más, que ayer logró firmar con los colores que ya vestía como aficionado cuando era tan solo un niño.