El llamamiento a la reducción del consumo del gas en la UE no cuenta con el beneplácito de todos lo miembros. Los españoles no se muestran muy dispuestos a bajar su consumo en el invierno para que los alemanes y otros nórdicos se calienten y no tiren de mantita. Puro cuento. Al final Sánchez no tendrá más que ceder a la presiones de Berlín con la condición de que le mantengan el grifo del gasto abierto a chorros de euros y sin grandes justificaciones. Pasado el verano llegarán los llamamientos a la solidaridad y reducciones de consumo por aquí, mientras el frente ucraniano se detiene por la nieve.