que el presidente de una eléctrica llame “tontos” a sus clientes es una anécdota más o menos afortunada, pero no genera tensión contra los intereses de España. Como que usted pague precios desorbitados por la luz y el carburante o le suban el alquiler o su hipoteca. Son imponderables. Cosa diferente es aplicar un impuesto a las energéticas y a los bancos. Porque, aunque le aseguren que se perseguirá a quien intente repercutírselo a usted, usted, y el presidente de la eléctrica, saben perfectamente cómo va a acabar esto. Con la vista en las Generales y ahogado por la singularidad económica, Sánchez da un giro a la izquierda. Lo que pasa es que a la izquierda le sabe a muy poco. Y al resto le escuece sobremanera.