a Pedro Sánchez le gusta más una sesión fotográfica que a un tonto un caramelo y, a cuenta de la crisis de Ucrania, aprovechó su conversación telefónica con otros mandatarios para saciar buena parte de sus ansias de flashes. El problema es que, o una de dos, o Sánchez es como Da Vinci, capaz de escribir con ambas manos, o las imágenes que distribuyó Moncloa, en las que se ve al presidente escribiendo ora con la derecha, ora con la izquierda, son más falsas que los morros de Leticia Sabater. No parece que esté la situación como para ponerse a jugar a ser modelo. Hace falta un poco más de seriedad. FOTO: Sánchez, al teléfono | efe