La confrontación política es necesaria para contrastar ideas y proyectos a través del diálogo. En muchas ocasiones los puntos de vista son tan dispares que el acuerdo resulta imposible pero, al menos, en los debates se guardan las formas. El problema llega cuando la controversia se pasa a un enfrentamiento al que no se le pone freno y que trasciende después a la vida privada de los representantes de los ciudadanos. Algo así debe estar ocurriendo en Ribadumia tras la denuncia del portavoz de Somos contra un concejal de los independientes, que gobiernan, por unas presuntas amenazas en un bar. Y esto es la antítesis de la política, una ciencia con mil definiciones, incluso filosóficas, pero que en síntesis busca el consenso para el gobierno de todos. Aplíquenselo en Ribadumia.