Con los coruñeses de pro lanzándose a los arenales con medio rayo de sol que asome entre las nubes, es de lo más lógico que el Ayuntamiento elabore una ordenanza de playas donde quede negro sobre blanco qué está permitido y qué no para que todos puedan disfrutar de ellas. Y pide sugerencias. Imaginamos que no vinculantes, porque no parece fácil encajar a los perros con los fumadores, el nudismo, los futboleros, las familias con tienda de campaña y los tomadores de sol de toda la vida.