Llegan los días de verano, jornadas en las que las neveras con comida bajo la sombrilla son tan protagonistas como darse un chapuzón; pero llevar alimentos conlleva algunos riesgos que se pueden evitar con conductas preventivas como no llenar la nevera ni guardar tortilla para el siguiente día, por mucho que sea del agrado de los comensales. Estos días de calor playero, los arenales se convierten en merenderos y los montes en churrasquerías. La cantidad de comida que llevan los visitantes es directamente proporcional a la que va de vuelta para casa o para la basura. Es paradigmático ver los contenedores de lixo llenos hasta los topes, no solo de sombrillas y sillas plegables, sino también de bolsas de supermercado, para delicia de gatos y aves. No solo es el riesgo para la salud lo que traen los ágapes en los arenales, si no que también amplían la huella de carbono y reducen plazas de aparcamiento en los lugares en donde hay más basura que contenedor capaz de engullirla.