La pasta en el supermarket

Hace ya una pila de años, un amigo nuestro -inglés él, de London- nos preguntó si podía sacar dinero en el supermercado. “A ver, neno, ¿cómo vas sacar dinero en el supermarket? El supermarket te es para comprar manduca, birras, jabón de lagarto y cosas de esas”, le dijimos todos enchidos de razón. Y le dirigimos una mirada de esas despectivas de “qué-cosas-tiene-el-guiri”. ¿Para qué teníamos nosotros que sacar dinero de la caja del súper -sin ser a mano armada, se entiende- con la cantidad ingente de sucursales bancarias y cajeros automáticos que teníamos a nuestra disposición everywhere? Pues eso, “que teníamos”. Está visto que no se puede uno chulear y cuspir para arriba ni a barlovento, que cuando menos te lo piensas, te viene el cuspe de vuelta. Ahora que nos cierran sucursales y quitan cajeros, tenemos que recurrir a Mary Pili, la del súper, para que nos dé unos eurillos en efectivo para tomar un café. Al fin y al cabo, qué mejor que un supermercado para la pasta, ¿no?