Las ansiadas lluvias por fin están aquí para acabar con meses de sequía y de temores ante posibles restricciones de agua. La mayoría de la población recibe estas precipitaciones como si fuese agua de mayo, pero en agosto, porque vienen bien. Pero claro, nunca llueve al gusto de todos y eso pueden preguntárselo a los vecinos de Vilaxoán y Guillán, en Vilagarcía, que han visto como se han inundado sus comercios o que el lodo invadiese casas, calles y caminos porque a los encargados del mantenimiento les ha cogido en fuera de juego esta borrasca del otoño meteorológico.