Qué tiempos aquellos en los que el tenis era un deporte de caballeros, que se dejaban el alma en la pista y aceptaban la derrota con deportividad. Se enfadaban consigo mismos, si acaso lo pagaban con su propia raqueta, y listo. Pero todo se corrompe y lo mismo que a veces no se sabe si la grada es de un club de tenis o de un estadio de fútbol, los tenistas se han embrutecido y hacen cosas como emprenderla a golpes con la silla del juez –con él sentado– después de perder un partido. A Alexander Zverev le ha costado la expulsión del torneo de Acapulco. Dice que está muy arrepentido. Qué menos... FOTO: Zverev, desesperado | aec