Ni ella se lo creía, pobriña

Ni ella se lo creía, pobriña
Yolanda Díaz | Pedro Puig

Pero qué poca confianza en usted misma, doña Yolanda. ¿Cómo es que alquiló para la presentación de su proyecto aditivo en A Coruña un local con un aforo de solo 350 personas? ¿Acaso temió verse ante la inmensidad de los asientos vacíos en el Palacio de la Ópera? No, mujer, no. No ve que los coruñeses le somos muy curiosos y queríamos saber si destilaba usted tanto glamour en persona humana como en persona televisiva. Pues eso, que después de hacer una larga cola, 200 se tuvieron que quedar a velas vir. Menos mal que usted, en un alarde de amable generosidad –qué riquiña— les hizo un mini mitin y les contó en un periquete lo que a los de dentro les contó en una horita y, además, les dejó preguntarle cosiñas; normal, dentro hacía calorcillo e incitaba a la charla, porque fuera congelaba los pelillos de la nariz. Pues nada, doña Yolanda, ahora a esperar a ver si ha convencido a esos 350, se convierten a su causa –si no estaban ya convencidos— y transmiten su proyecto de buen rollo allá por donde vayan.

Ni ella se lo creía, pobriña

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