Que la sanidad pública no va bien en Galicia y en Arousa no lo niega ya nadie. Ese barco zarpó hace tiempo y ahora el debate político deriva ya en intentar que la culpa caiga en tejado ajeno. Mientras, a nivel de calle la incredulidad dio paso al hartazgo y este ha ascendido a cabreo. A la gran manifestación a nivel comarcal que vivió Vilagarcía hace solo unas semanas siguieron ayer tres protestas convocadas en un mismo día. Miles de personas asistieron a los actos reivindicativos de Caldas, Sanxenxo y O Grove. Lo que hace solo un par de años era impensable, ir a urgencias y que no hubiera médico, ha pasado de ser algo imposible a infrecuente. Después, evolucionó a excepcional, porque se decía que solo ocurría en verano. Hoy es noviembre. La cosa sigue igual. En poco tiempo, no será ya ni noticia.