EL ministro (¿?) Alberto Garzón sigue empeñando en que los españoles comamos menos carne. Si fracasó en su primer intento ahora parece que ha encontrado un argumento que justifica esa derrota. Para Garzón, la mayoría de las críticas procedían de hombres que “sentían que su masculinidad se vería afectada por no poder comer un trozo de carne o hacer una barbacoa”. Es decir, que Pedro Sánchez, que zanjó aquel asunto asegurando que a él, dónde le pusieran un chuletón al punto... debe ser pero que es muy machote, al menos dentro de la estrafalaria teoría de su ministro de Consumo.