con los matasuegras y las serpentinas ya recogidas y los trabajadores en sus nuevas faenas, llamaba mucho la atención que las tres últimas jackets con destino a Saint-Brieuc siguiesen ancladas en Perlío. Pero ayer Ferrol amaneció con un “skyline” al que ya no estábamos acostumbrados. De nuevo la grúa pórtico reina en los cielos navales y la factoría se prepara para cambiar su paisaje. Volverán las jackets y en algún momento se dejarán ver los monopiles. Pero la imagen de estos últimos años forma ya parte de la historia de una ciudad que pelea por volver a brillar como el acero.