El nuevo impuesto al plástico puede poner en peligro a mucha pequeña y mediana empresa que está en una situación financiera delicada. También puede suponer una pérdida de competitividad en el entorno europeo. Las patronales acusan al Gobierno de establecer un impuesto con un afán no tanto medioambiental como meramente recaudatorio. El Gobierno ha trasladado a Bruselas su intención de aplicar el gravamen y calcula que puede obtener 456 millones de euros el año próximo. En cambio, las empresas calculan que les supondrá unos sobrecostes directos de 690 millones de euros e indirectos de más de 1.100 millones. El ecologismo al máximo.