CASABLANCA acaba con una frase apoteósica: “Louis, presiento que este es el comienzo de una hermosa amistad”. Algo así sucedió ayer en el Concello de Ferrol. La firma del convenio entre Rueda y Rey Varela es el final de una película —en la que cualquier ferrolano con dos dedos de frente soñaba con ver algún día el mar que se esconde detrás de la muralla— y el principio de un proyecto que le cambiará el paso a la ciudad, sin duda, para mejor. Se le pueden poner mil pegas, mil reproches, mil objeciones, pero lo cierto es que hay once millones de euros ya consignados para abrir Ferrol al mar. Día grande.