Es posible que hubiera uno o dos gallegos que lo dudaran, pero, al final, ayer se dieron cuenta de su error, justo en el momento en el que Alberto Núñez Feijóo anunció que se va a presidir el Partido Popular o, lo que es lo mismo, a derrotar a Sánchez, porque él mismo se puso ese alto listón. “No vengo aquí a insultar a Pedro Sánchez, vengo a ganar a Pedro Sánchez”, dijo en un momento de su intervención y esa frase es toda una declaración de intenciones. Parece evidente que si Feijóo toma ese AVE a Madrid no lo hace para refundar el partido y dar luego un paso al lado. Lo hace con todas sus consecuencias y con el punto de mira fijado en el palacio de La Moncloa. Lo que no aclaró ayer y es de suponer que lo tendrá que hacer en los próximos días es el modo qué elegirá para ese asalto a los cielos nacionales. No es fácil llevar la oposición a 600 kilómetros de distancia y, menos, gobernando una comunidad como la gallega. Él dejó caer el plazo de un mes para cerrar la transición en San Caetano y su aterrizaje en Génova, ahora bien, sobre el cómo no soltó ni prenda.