Faltan redeiras. Esta es una realidad que afecta de forma decisiva al sector pesquero. Cada vez son menos las personas que se decantan por dar continuidad a un oficio que permite mantener los aparejos en su justa medida para que los barcos tengan las redes siempre a punto. El trabajo es duro, sí, pero en los últimos tiempos se está poniendo en valor como demuestran los cursos cofinanciados por los GALP y en los que colaboran, como ocurre en Cambados, la Cofradía, Concello y el colectivo Mulleres Salgadas. En estas acciones formativas participaron 34 personas, la inmensa mayoría mujeres, que tuvieron la oportunidad de conocer un oficio artesano en el que unas manos diestras junto a la técnica adecuada pueden hacer que un barco sea todavía más rentable.