Expoconvento o cómo fomentar el pecado

Expoconvento o cómo fomentar el pecado
Expoconvento abrió sus puertas | Pedro Puig

Parece que las monjitas –tan bueniñas ellas—, nos quieren hacer caer a nosotros en el pecado; mira qué listas. Bueno, tampoco es que sea un pecado de los peores. ¿Recuerdan que hay –o había, no sabemos— siete pecados capitales? Sí, sí, aquellos que nos enseñaban para hacer la Primera Comunión.  A ver si salen los siete... Ira, soberbia, avaricia, envidia, lujuria, pereza y gula. Puff, pues sí que abundan los pecados estos, pero el de la gula, que es el que nos ocupa, a quien más daño hace es a uno mismo y a su figura. De los demás hemos de decir que la mayoría de ellos ya están muy desvirtuados, porque ¿a quién le parece un pecado la pereza? Con lo bien que se está estomballado en el sofá... ¿Y la envidia? Ya es tan corriente que estamos todos tiñosos –ustedes ya me entienden—. Resumiendo, que de todos, el pecado menos gordo es la gula, aunque sea el que más engorde. Las monjitas lo han visto venir y se les ha ocurrido deshacerse de tanta bomba dietética a través de Expoconvento. Y todo un éxito, oigan. Normal, a nadie le amarga un dulce.

Expoconvento o cómo fomentar el pecado

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