Podríamos aventurarnos a decir que hay por ahí un líder con ínfulas de conquistador moderno que se sube por las paredes al descubrir que su capacidad de intimidación es más limitada de lo que le gusta pensar. Que las que se atreven a desafiarle sean además, mujeres, tiene pinta de que es la gota que colma el vaso, aunque tampoco vamos a acusarle de más cargos solo guiándonos por nuestra casi seguro certera intuición. A lo mejor nos sorprende y de machismo no peca, cosas más raras se han visto. Lo que está claro es que al margen del sexo de quien ostenta el poder, Putin echa humo por ese atrevimiento que supone que Finlandia y Suecia confirmen su intención de entrar en la OTAN. Qué ha sido del temor a un ataque nuclear... ¿Es que ya no nos preocupa que haya un señor ruso que pueda apretar un botón y reventar el planeta? Igual es que lo hemos pensado y nos compensa el riesgo si a base de plantarle cara conseguimos frenarle.