Seguro que Santiago Abascal sueña con ser capaz de hacer con el Gobierno de España lo mismo que los chalecos amarillos hicieron con el de Francia. Para conseguirlo ha convocado marchas en un centenar de municipios contra Sánchez y las subidas de los precios. Él sabe que lo suyo es el voto del cabreo y, emulando a Rajoy, cuando peor, mejor. Sin embargo, tiene ante sí el reto de gobernar, ya que se ha empeñado en ocupar cargos en Castilla y León y, desde luego, no se parece en nada eso de estar en la oposición y hacer precisamente eso, oponerse a todo, y tener que tomar decisiones que se ajusten a la realidad. Ya sabremos cómo le va.