Cada vez que se celebra el Día de la Educación Física en la Calle -y ya van unas cuantas ocasiones- a Ferrol le cambia la cara. Basta que se junten unos cuantos cientos de chavales, un puñado de profes con más paciencia que un coro de santos y un rayito de sol que se cuele entre las nubes para que la ciudad cobre una vida especial, distinta a lo cotidiano. Ayer jugaron al fútbol, al bádminton, al brilé, al hockey y bailaron. Y lo hicieron bajo las miradas cómplices de los viandantes. Un día diferente. Un día especial que deseamos que se repita cuanto antes.