el culebrón Djokovic ha terminado, al menos en su primera entrega. El tenista ha sido deportado de Australia, país al que, además, no podrá volver a entrar en los próximos tres años (si bien la sentencia deja abierta la puerta a consentirlo por circunstancias especiales). Es el castigo que debe pagar por su arrogancia y, sobre todo, por haber mentido en un documento oficial. Sin embargo, todo parece indicar que todavía seguiremos oyendo hablar de esta patética peripecia. Es decir, que tenemos a puertas la segunda temporada, después de que el padre del tenista haya asegurado que intentaron matar a su hijo. FOTO: Novak Djokovic | aec