Los que tienen fresco en la memoria a Espinete son de una generación que la mañana del domingo tenía una cita con el Liceo en el palacio de los deportes, por aquel entonces templo de la actividad deportiva coruñesa y escenario del plan familiar por antonomasia. Era el hockey –el fútbol llegaría mucho después– el que ponía a la ciudad en el mapa internacional y todo coruñés de bien se sabía el himno del Liceo de memoria. Aunque solo fuera por repetición. Por eso si uno entona eso de ‘los campeones de hockey’ la única respuesta posible es ‘visten de verde y blanco’. Y ya se encarga el equipo de que sea exactamente así. Dicen que en los últimos días en muchas casas de la ciudad se han desempolvado bufandas con los colores liceístas y que más de uno se ha dedicado a presumir de aficionado fiel, aunque no sepa nombrar a tres jugadores. Es que los coruñeses siempre han sido muy de hockey, lo que pasa es que a veces se les olvida.