Lo entiendo perfectamente. Es para llegar a la sede del BNG y comenzar a romper la cristalería (si es que la tiene) contra las paredes o arrasar con los ordenadores que tengan sobre la mesa. No hay derecho. Que a su partido, aunque solo tenga un voto en el Congreso, necesario para el actual Gobierno, se le haga de menos. Que entreguen su voto a cambio de migajas, mientras que Junts y ERC ya anuncian a bombo y platillo que quieren negociar con Pedro Sánchez los presupuestos con las prebendas debidas a favor de los catalanes, aunque todos paguemos impuestos por igual. Vamos, que los independentistas ambicionan un concierto económico en cuanto pacten las cuentas estatales. Nunca un voto tuvo tan poco valor.