es muy loable que las administraciones, a través de sus servicios sociales, se vuelquen con aquellas personas más vulnerables que no tienen medios suficientes para hacerse con una vivienda digna. También lo es que se construyan edificios destinados a este tipo de personas, ni que decir tiene que son dineros bien empleados. Los políticos hinchan el pecho repartiendo llaves y haciéndose la foto de rigor para la propaganda de turno. Todo muy chuli. Pero lo que es incomprensible es que las administraciones no hagan un seguimiento del dinero público, que vigile que las personas a las que casi ‘regala’ una vivienda que cumplan con las normas más básicas de convivencia y mantengan los inmuebles que tantos euros costó a las arcas públicas. Que miren hacia otro lado no es de recibo, así que las viviendas sociales deberían ser entregadas bajo unas mínimas condiciones para sus beneficiarios y hacer que cumplan unas normas básicas. Seguro que los politiquillos tomarían medidas si los tuvieran de vecinos. ¿O no?