Qué difícil que todo este sainete de Puigdemont no nos huela a chamusquina. Sin entrar a valorar la complejidad de establecer dispositivos policiales, no parece tan descabellado arrestar a un señor que protagoniza un acto público en plena calle. Siempre que haya cierto interés por que se produzca la detención, claro. Que igual más que de efectividad, el problema es de voluntad. Si es que nos hacen pensar mal.