Latigazo cervical y susto monumental es de suponer que son los diagnósticos que ha recibido la primera ministra danesa después de la agresión que sufrió el viernes por parte de un hombre que, según la investigación, actuó solo y de forma espontánea. O lo que es lo mismo, que su ataque no formaba parte de un plan contra la líder del gobierno danés. Cosa que deja un poco más tranquilo a todo el mundo, pero tampoco del todo. Porque la cuestión es que el daño está hecho. Un tipo bajo los efectos del alcohol y las drogas y que, según los médicos, sufre un desequilibrio mental pudo acercarse a Mette Frederiksen lo suficiente como para golpearla. En pleno centro de Copenhague. A lo mejor habría que revisar las medidas de seguridad de algunos dirigentes. Por lo que pueda pasar.