Ferrol Diario, el periódico ferrolano que se imprimió en el “exilio” casi tres años

Man Castro nos acerca en sus 'Curiosidades Ferrolanas' a nuestro 'hermano mayor', el Ferrol Diario
Ferrol Diario, el periódico ferrolano que se imprimió en el “exilio” casi tres años
La primera sede de Ferrol Diario

Periódicos que un año tras otro hicieran un viaje cotidiano de 500 km de ida y vuelta entre las 21:30  y las 6:00 horas de la mañana siguiente, no existieron ni existirán con toda seguridad. La distancia recorrida por nuestro coche en ese largo período equivale a un vuelo a la luna” escribió Arturo Lezcano, último director, en “Ferrol Diario-El Norte de Galicia, 1969, 1981. Agonía para unha expresión de seu”.


Empezaré por explicar que al cuarto mes de haber salido a la calle el Ferrol Diario, es decir siendo el día 4 de noviembre de 1969, fue precintada la rotoplana por sonoras e intensas protestas de los vecinos que veían como por causa del funcionamiento de la máquina se agrietaban sus pisos. La primera sede de FD fue en la Plaza del Tronco, Ensanche A, en el bajo de un edificio de viviendas.


Ferrol Diario en el momento de ver precintada su máquina salió a explicarlo de la siguiente manera, apuntando a la irresponsabilidad de los técnicos que habían dado el visto bueno a aquel inmueble:
“Las protestas no han rozado siquiera a los constructores, a los técnicos que proyectaron una construcción ya en ruinas, solo a los dos o tres años de haber sido terminada. No se dirigieron, como habría sido lógico y natural, hacia los únicos responsables de la situación. Se han vuelto en cambio contra uno de los damnificados, contra Ferrol Diario, a quien materialmente por lo menos, el envejecimiento prematuro del inmueble ha perjudicado más directamente. Pero Ferrol Diario, por su parte, sabe cómo, de qué forma y dirigidas contra quién o quiénes ha de hacer sus justas protestas. Lo sabe, agotará cuántos procedimientos le faciliten las leyes en vigor para exigir responsabilidad de los verdaderos responsables”.


Lo que realmente se trataba era de una industria molesta. A nadie le agrada que lo despierten con las campanadas de un reloj o ruidos de una rotoplana, pero en modo alguno de una industria peligrosa para la estructura del bloque, por más que la representación legal de los vecinos acudiera con mucha rapidez al expediente de poner al Concello entre la espada de la prevaricación y la pared de un hipotético desmoronamiento del edificio. Posibilidad esta, en absoluto utópica, en aquella España tan pródiga en espectaculares y cruentas catástrofes como la de Los Ángeles de San Rafael.


A favor de Ferrol Diario no jugó precisamente el hecho de que el alcalde de la ciudad estuviese entre los tenedores de acciones de Ferrol Ediciones S.A. de las cuales, por supuesto, se desprendió como si le quemaran en las manos. El asunto siguió su curso por la estrecha vía legal, deteniéndose en la ventanita de cada estación burocrática.

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Cuenta Arturo Lezcano que en los talleres del diario La Región, de Ourense, se limitaban a efectuar la tirada del periódico, o sea, partiendo de las páginas grabadas, fase que se llevaba cabo en origen, esto es en Ferrol. Tras un proceso previo de “insolación”, pasaba al rodillo portador de la rotativa offset en la que se imprimió hasta julio de 1972, fecha de la inauguración del nuevo edificio de Ferrol Diario en Carretera Alta del Puerto en donde acabaría sus días en julio de 1981.


El tirarlo (imprimirlo) en Ourense significaba qué tenían que cerrar a una hora muy tempranera en Plaza del Tronco, lo cual dejaba en desventaja al periódico local ante eventuales e imprevisibles episodios noticiosos, que a la mañana publicarían todos los periódicos, excepto el Ferrol Diario.


“Cierto es que manteníamos contacto con La Región para que nuestros compañeros de Ourense supliesen nuestras lagunas insoslayables. Gracias a estas soluciones de emergencia y a la suerte que no siempre se nos había de poner en contra, los fallos informativos estrepitosos fueron sorprendentemente escasos y se debieron a los apremios de tiempo invertido en llevar a Ourense los negativos de las páginas, imprimir sin demora la totalidad de la tirada y emprender inmediatamente el viaje de vuelta, para estar de regreso a la hora en la que despertaba Ferrol, una ciudad de madrugadores laboriosos”, recuerda Arturo Lezcano en su libro.


Desde el primer momento de este conflicto, es decir, antes de que Ferrol Diario instalase sus talleres en Plaza del Tronco surgió una oposición por parte del vecindario, basada en unas futuras molestias que del funcionamiento de la industria pudieran derivarse. Tras el cruce de comunicaciones y visitas de los técnicos a las viviendas, registradas entre febrero y septiembre de 1969, por fin, el 21 de octubre se avisa de grietas y que estas aumentaron desde la primera visita de los técnicos a las viviendas. 

 

Con tal motivo, la alcaldía en decreto de 22 de octubre, al día siguiente, notifica la suspensión inmediata del funcionamiento de la máquina rotativa, decreto que se incumplió inicialmente para ser ejecutado el día 4 de noviembre. Este conflicto y posterior situación dio la vuelta a España, ocupando relevantes titulares y también provocó graves disensiones en el seno de la empresa, que terminó pasando de manos de los Outeiriño, propietarios de La Región, a manos de la familia Botas, que se quedó con la mayoría de las acciones.
 

Ferrol Diario, el periódico ferrolano que se imprimió en el “exilio” casi tres años
COLABORADORES
Deputacion
Puerto Ferrol
Concello Ferrol

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