No queremos parches, queremos seguridad

No está el horno para bollos. Ni en el Deportivo ni en el Ayuntamiento coruñés. Y lo saben. ¿La causa? Toda la cascada de críticas que se derivan del lamentable estado en que ha quedado el estadio de Riazor tras el paso del temporal de agua y viento que padeció nuestra ciudad en los últimos días y que obligó a la suspensión del Dépor-Betis. Las consecuencias ya las conocen ustedes: Riazor se cae literalmente a trozos debido, entre otras causas, a la oxidación y corrosión de esas instalaciones y a un viento huracanado que echó abajo parte de las cubiertas de las zonas de Marathón y Pabellón.
Como nunca llueve a gusto de todos, el problema que se avecina es muy gordo. Que nadie piense que esto se arregla con unos simples parches y a otra cosa mariposa. Y después, a esperar otra de esas ciclogénesis que ahora tanto abundan por estos lares que pueden volver a poner en evidencia la falta de control y mantenimiento de unas instalaciones (que se sepa, remodeladas en 1986) que comienzan a verse ya obsoletas y peligrosas para una zona (frente al mar) y una ciudad, que no es Marbella precisamente, donde el sol se hace de rogar.
Parece claro que aquí, los responsables de supervisar esas estructuras hace mucho tiempo que miran hacia otro lado. Y las consecuencias pueden ser muy graves si no se afrontan seriamente este tipo de construcciones ya que en caso contrario, la vida de los aficionados que van a presenciar los partidos del Dépor corren un serio peligro.
Ante tal situación, las opciones que se barajan son muchas y nada halagüeñas para el futuro del club. Alguien dijo estos días que “si no tienes un campo de Primera, a lo mejor debes jugar en Segunda o buscarte la vida”. Y otra de las opciones de la que se habla en las últimas horas tiene su miga: “Si Riazor no es seguro para el público, que lo cierren hasta que la seguridad esté garantizada”. Espero que entre Ayuntamiento y club reine la cordura. Que no queremos lamentar sucesos de los que después nos tengamos que arrepentir. Que no queremos parches. Queremos un estadio digno y seguro. Un estadio de Primera para un club de Primera. Basta ya de negligencias y jugar con la vida de los demás porque los responsables de tener el campo en condiciones no han hecho correctamente su trabajo. Hablamos de fútbol. De un pasatiempo. De un juego. Es así de simple. 

No queremos parches, queremos seguridad

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