Overbooking en el Congreso

Nada menos que 82 comparecientes desfilarán por el Congreso de los Diputados a lo largo de los próximos tres/cuatro meses para exponer sus respectivos puntos de vista en torno a ese Gran Pacto de Estado Social y Político por la Educación (sic; todo con mayúsculas, tal como consta en las convocatorias) que para dar permanencia al sistema todo el mundo considera imprescindible.
A sus criterios y contenidos podrían muy bien sumarse los expuestos por los cincuenta comparecientes de la Lomce y los 48 de la LOE, amén de los extensos debates parlamentarios a que ambas normas dieron lugar en su día y de los libros blancos y de todos los colores que de un tiempo a esta parte vienen publicándose.
Es decir, que por diagnósticos no va a quedar. Todo resultará muy participativo y transparente. Pero ¿tal aluvión será eficaz? No parece, porque es de temer que se repita la dinámica de legislaturas anteriores en las que se intentó sin mayores frutos un amplio acuerdo.
Además, después de este alargamiento innecesario de los trabajos se habrá cumplido la parte más sencilla del pacto y quedará pendiente lo arduo: la articulación de lo más sustancial de todo ello en un proyecto de ley consensuado, donde muy probablemente los partidos harán prevalecer sus posicionamientos particulares sobre lo que los expertos pudieran haber manifestado.
La tramitación parlamentaria, finalmente, no será corta, habida cuenta de las muchas consultas e informes preceptivos que habrá que recabar. Será, por lo tanto, en el remate de la legislatura –si es que esta llega a su término largo– cuando el pacto pueda ver la luz. Y posiblemente, lo será sin que exista un consenso general.
En lo que va de legislatura la Cámara Baja únicamente ha aprobado dos leyes orgánicas, ninguna ordinaria y nueve decretos-leyes. Tiene en tramitación cuatro proyectos de ley. Y es que mientras el Partido Socialista no resuelva su liderazgo, todo será muy imprevisible. Así las cosas, la mayor parte del tiempo parlamentario se lo están llevando las proposiciones de los grupos de la oposición y las potestativas comparecencias externas, que, por lo que se ve, les privan, aunque se trate de cuestiones ya más que estudiadas.
En la semana concluida, además de las relacionadas con el pacto por la educación, hubo presencias de expertos en materia de pensiones, violencia de género, discapacidad, código civil y observatorio de la vida militar. Acaba de echar a andar la comisión sobre financiación autonómica. Y quedan por iniciar sus trabajos las tres comisiones de investigación previstas, alguna como la de la crisis financiera/Bankia para la que se esperan “centenares” de convocados y en la que el PSOE ha logrado retrotraer los tiempos hasta el segundo mandato de Aznar.
En fin: que el overbooking en el Congreso está asegurado. Aunque solo sea en los tres días a la semana en que los diputados allí coinciden.

Overbooking en el Congreso

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