Jornada contra el hambre

Como bien se sabe, Manos Unidas es una organización no gubernamental de desarrollo, católica y de voluntarios que trabaja por el desarrollo de los pueblos más empobrecidos de la Tierra y que asume la responsabilidad de concienciar a la sociedad española sobre el escándalo del hambre y de la pobreza, así como sobre las estructuras injustas que las perpetúan.
Bajo el lema “Comparte lo que importa” la institución celebra hoy domingo su jornada principal y con ella culmina el trienio de lucha contra el hambre (2016-2018) en el que viene trabajando para dar respuesta al problema. A tal efecto en todas las iglesias tendrá lugar una colecta específica para financiar los proyectos de desarrollo que la entidad promueve en los países más pobres del planeta.
Las cifras ahí están: según el último informe de la FAO,  815 millones de personas pasan hambre en nuestro  mundo; casi cuarenta millones más que evaluaciones de un año antes. Es  un colectivo que incomprensiblemente crece en una sociedad global donde las técnicas de producción y distribución se perfeccionan y abaratan día a día. Al tiempo, la desnutrición crónica infantil afecta a 155 millones de niños menores de cinco años y 15,3 millones de personas han sido desplazadas debido a las crisis alimentarias que conflictos bélicos habrían desencadenado.
Este año, como decimos, el conjunto de eventos a celebrar ha puesto el foco en la palabra “compartir” para así llamar la atención sobre cifras y mensajes. Pensando en ello, Manos Unidas recoge en su imagen de campaña la transformación de un móvil en regadera: un símbolo que utiliza para visualizar que lo que “compartimos” tiene resultado y lleva la prosperidad a los países en los que realiza sus proyectos de cooperación.
Se trata de unos proyectos que desde el momento fundacional han renunciado a la grandiosidad aparente y se han atenido  a las posibilidades reales para ser asumidos por las personas y culturas locales. Quienes por unas u otras circunstancias han trabajado cerca de la organización han destacado siempre su pedagogía del desarrollo, hecha con realismo y respeto a cada situación en la que operan.
Y como no se trata sólo de solicitar aportaciones económicas para resolver el problema allá a donde se puede llegar, Manos Unidas se ocupa también de analizar las causas de la difícil situación y de crear condiciones sociales que con el tiempo puedan ayudar a superarla, habida cuenta de que la alimentación es un derecho humano fundamental. 
Fruto de dicha reflexión, ha reiterado varias especiales advertencias. Entre ellas, la creciente consideración de los alimentos como mercancías de negocio por encima de su uso imprescindible para la vida de las personas, y el despilfarro alimentario como consecuencia del mantenimiento de unos insolidarios estilos de vida y consumo.  Casi noventa millones de toneladas de alimentos se despilfarran cada año sólo en la UE. Sobran comentarios.
 

Jornada contra el hambre

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