Las entrevistas del papa Francisco

En espera de su próxima encíclica sobre el sentido evangélico de la pobreza, en sus primeros seis meses al frente de la Iglesia universal el papa Francisco  ha venido dando a conocer su pensamiento a través de las homilías en la capilla de la Casa de Santa Marta y, muy especialmente por su amplia difusión,  a través de diversos encuentros con  medios informativos.
Primero fue en el avión de regreso de Río de Janeiro, una vez concluida la Jornada mundial de la Juventud. Después vino la entrevista con el director de la revista de los jesuitas “La Civiltá Cattolica”. Y hace unos días se produjo la conversación con el fundador del diario romano “La Repubblica”.
Se trata de declaraciones largas que han de leerse en  su integridad si no se quiere quedar uno con la versión parcial, sesgada e interesada que inevitablemente suelen ofrecer de las mismas los medios de comunicación convencionales. Por eso, y con todos los respetos, permítaseme dudar de que la entrevista periodística sea un cauce de comunicación adecuado cuando de tan alta magistratura se trata.
Conocido es cómo en su transmisión el mensaje se va falseando progresivamente. Así, el “acompañar con misericordia” ha sido traducido como aceptación. Y en el  “curar toda enfermedad y herida” no pocos han querido entender aprobación. Item más:  decir –y decir bien- que no se puede estar insistiendo siempre fuera de contexto en determinadas cuestiones de orden moral, ha dado pie a muchos a pensar que los debates al respecto están cerrados. Y no es así.
Otros medios han llevado a sus grandes titulares la frase fuerte de que “la corte es la lepra del papado” y han dejado la impresión de que se trataba de una crítica más del papa Francisco a la ya vapuleada Curia vaticana.
Sin embargo,  si se lee completo el pasaje de la entrevista en cuestión, resulta que “la corte” no son los altos dicasterios vaticanos y sus máximos responsables, sino, en palabras del propio Francisco, “aquello que en los ejércitos se llama intendencia y que gestiona los servicios que la Santa Sede necesita”. Es decir, lo que podría llamarse la “fontanería” vaticana que rodea a la Curia.  ¿Es ello –me pregunto– lo más importante de cuanto ha dicho el papa en esa su entrevista al periódico romano? Evidentemente, no.
Por su propia configuración la entrevista es, además, un género periodístico en que no caben grandes discursos ni sutilezas.
Y cuestiones como las que se le pueden plantear al Pastor supremo de la Iglesia muchas veces lo requieren. Claro, que se dirá -y con razón-  que el problema no es de quien habla, sino de quien malinterpreta. De todas formas, las entrevistas papales parecen un cauce de comunicación  más que expuesto.

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