Navidad

Con el solsticio de invierno celebramos la Navidad, época de volver a los orígenes que no queremos ni podemos olvidar. En estas fechas releo a Ángel González y en mi cabeza suenan machaconamente sus versos, “para que mi ser pese sobre el suelo, fue necesario un ancho espacio y un largo tiempo: hombres de todo mar y toda tierra, fértiles vientres de mujer, y cuerpos y más cuerpos, fundiéndose incesantes en otro cuerpo nuevo”. Buen resumen de por qué somos.
A semejanza de las especies animales que vuelven una vez a donde se inició todo, los humanos necesitamos volver, año a año, a nuestro primer hogar, a la familia querida y a la repudiada, a los amigos íntimos y a los conocidos evitables. Estos días oímos el lamento callado de los que perdieron a sus seres queridos, sus raíces o sus secuelas, refugiándose en sí mismos ausentes a todo, pidiendo consuelo en su mirada sin comprender que lo perdurable es la memoria, diariamente transmitida a los hijos, de los que esperamos “no menos cosas grandes que las que realizaron vuestros antepasados” para que sostengan “una herencia grandiosa”, como recita el Discurso a los Jóvenes.
Los que permanecemos en los orígenes, guardianes de los legados, queremos el aliento de los que se fueron pues empieza un nuevo año con viejos problemas. Grandes dificultades, desigualdad, guerras o desequilibrios ecológicos. Y problemas más locales. ¡Qué voy decir que no conozcamos de Ferrol! Ciudad inestable al servicio de la época de vendimia de barcos de guerra, de jornaleros del naval, de la flor y nata obrera de la Constructora, de empresarios-capataces al servicio del terrateniente de las atarazanas, de cornetas, banderas y banderines. 
Ansiamos vivir continuamente y no a saltos, aunque a veces me pregunto si realmente lo queremos porque añoramos etapas efímeras que no volverán, sólo son nostalgias. No queda otra que imaginación, inteligencia, trabajo y capital, para aligerar la carga que cae exclusivamente sobre los trabajadores. Sólo así seremos capaces de reinventarnos, para que los que vuelvan anualmente encuentren su hogar primigenio renovado, vivo y con futuro. 
Que así sea.
ramonveloso@ramonveloso.com 
 

Navidad

Te puede interesar