El liderazgo de la socialdemocracia

Aveces, hay quien tiene el don de definir en pocas palabras la realidad. Este es el caso del presidente de la gestora socialista, Javier Fernández, al advertir a los candidatos a la secretaría general que el Psoe no es una mera plataforma electoral al servicio de un líder. 
Ciertamente, con un proceso abierto a la participación de la sociedad, se elaboró de la Ponencia Marco del 39 Congreso que aprobará el Comité Federal del uno de abril y servirá de base a los afiliados para su debate y enmienda, es decir, para participar en la confección de la línea política. Que nadie se llame a engaños, el Secretario General elegido deberá respetarla y no tendrá un cheque en blanco para hacer y deshacer a su antojo.
Dicho esto, en las primarias la afiliación debe ser capaz de lograr, primero, un liderazgo que dé estabilidad interna, y luego que la sociedad lo perciba con fortaleza para sacar al país adelante, en el contexto europeo. Aunque aparezcan más candidatos, sólo hay tres con posibilidades. Soy consciente de que en mis reflexiones mezclo Secretaría General con candidatura a Presidencia de Gobierno, igual que los ciudadanos, y me atrevería a decir, igual que los candidatos. Por orden de aparición en escena, Patxi López, con una experiencia de partido y de gobierno innegable en una comunidad donde el pacto político es lo normal. Luego, Pedro Sánchez que hace de una afrenta personal su exclusiva propuesta, transitando del “no es no” al “sí es sí”, o como dice un buen amigo socialista, al “yo es yo”. En su momento, creyó tener poder presidencial en un partido coral y su soñado gobierno de coalición lo minaron  los mismos que llamaba a unirse. Se dio de bruces con la realidad de propios y extraños. Por último, Susana Díaz, a quien, por fin, los tiempos políticos le coinciden. En su momento, se juntaron elecciones andaluzas y primarias que impidieron su ansiada candidatura, y ahora parece que es quien muestra más capacidad de unir al partido, condición indispensable para que el PSOE vuelva a liderar el país. Sólo queda que lo que los afiliados elijan coincida con los deseos de los ciudadanos. A fin de cuentas, es a quien hay que convencer.
 

El liderazgo de la socialdemocracia

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