Kohl y la nueva Europa

Hay personas que consiguen hacer oportunidad hasta de su muerte. En esta época de populismos que tratan de encallar el proceso de unificación política europea, todos los obituarios de Helmut Kohl recuerdan su firme decisión para conseguir que sea imparable su desarrollo. Se lleva dicho casi todo, pero desde la humildad, quiero sumarme al merecido homenaje al ex canciller alemán de la antigua República Federal Alemana y, luego, de la unificada con la incorporación de la extinta República Democrática.
Evidentemente, la transformación del mapa de Europa se consiguió gracias al entusiasmo y la decisión democrática de muchísimos ciudadanos, pero siempre  hay personas que lo impulsaron decididamente. Y una de ellas fue el gigante Kohl, que se une a la selecta lista de políticos que practicaron el activismo europeo desde el Padre de Europa, Jean Monnet, pasando por Delors o González, hasta llegar a los nuevos políticos decididamente europeístas como Macron.
Llevábamos siglos de división en el continente con continuados y estériles enfrentamientos armados, hasta que el desastre de la Segunda Guerra Mundial nos hizo comprender que sólo hay una manera de evolucionar para conseguir el bienestar de los que vivimos en estas tierras: la Paz, con mayúsculas, objetivo del proyecto europeo. La reunificación alemana de 1990 puso punto final a su división acordada en las Conferencias de Yalta y Postdam, con la simbólica caída del muro de Berlín y, por supuesto, conjuntamente con la desintegración de la URSS. También, todos los europeos contribuimos económicamente a la unión de las dos Alemanias, toda una inversión de futuro.
Después de unos años de malas noticias para el proyecto europeo, parece que empiezan a alumbrarse hechos que lo revitalizan. El discurso europeísta del presidente de Francia abre una luz de esperanza, especialmente por el peso político de este país. Nuevas ideas, como el proyecto de democratización de Europa que propone la creación de una Asamblea parlamentaria de la zona euro, redactado, entre otros, por Thomas Piketty. Y hay más, mutualizar deudas, seguro de desempleo continental, agenda de protección y recuperación medioambiental o inversiones paneuropeas.
Pero, sobre todo, mantengamos vivo el legado de Helmul Kohl para conseguir democratizar las instituciones políticas europeas, con la participación directa de los ciudadanos, para afrontar juntos los retos que el futuro nos depara.
 

Kohl y la nueva Europa

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