Descanso veraniego

Adentrados en  julio, caminamos hacia el mes vacacional por excelencia. A la hora de escribir este artículo, el Presidente Rajoy comparece en el juicio de la Gürtel en calidad de testigo, colofón de traca a un año político intenso y complicado en todos los ámbitos.
Las presidenciales norteamericanas y el referéndum británico fueron dos hechos relevantes que marcaron la agenda internacional. En un mundo cada vez más abierto, la proclamación de Trump como Presidente de USA y la decisión del Reino Unido para salir de la Unión Europea son muestras del populismo que se aprovecha de una sociedad desorientada por los problemas de desigualdad que trae consigo la globalización económica y el terrorismo yihadista de alcance mundial. Sin embargo, me temo que encerrarse en uno mismo no será la solución, antes al contrario, tal como nos enseña la historia europea de la primera mitad del pasado siglo. 
En el ámbito nacional, desde el 31 de octubre de 2016 Mariano Rajoy preside el Gobierno después de dos elecciones generales, tres debates de investidura, 315 días sin gobierno electo y un cisma socialista que convulsionó en el comité federal del 1 de octubre, con Pedro Sánchez dimitido como Secretario General y cesante en su escaño, para luego, volver victorioso a la cabeza del socialismo por elección de sus militantes en el 39 Congreso.
Los escándalos por corrupción que podrían cercenar al Partido Popular, algunos dirimiéndose ya en sede judicial, no parecen haber mermado su potencial electoral a la vista de los resultados conseguidos. Eso sí, ayudado por la división de las fuerzas de izquierda y su falta de concreción política a los problemas que actualmente ocupan a España, bien sea el desempleo, el creciente deterioro de los servicios públicos, el desmantelamiento de las cajas o el permanente problema catalán.
Descendiendo a la política local ferrolana, asistimos a un deterioro político de la Corporación en su conjunto. Vale que el gobierno esté desorientado, con el agravante de tener dos miembros no adscritos, antes socialistas por grupo de presentación a las elecciones, pero es que tampoco se ve un ejercicio digno de la oposición. No es que ya no esperemos la municipalización y mejora de los servicios o la participación directa de los vecinos en los asuntos públicos, es que tampoco confiamos en la presentación de presupuestos o en la solución a la contratación legal de servicios públicos, degradada desde el anterior mandato popular como nos acaba de recordar el Consello de Contas.
Con este panorama, mejor vayámonos de vacaciones, descasemos la mente y volvamos en septiembre con refundados ánimos para afrontar el  nuevo curso político. 
 

Descanso veraniego

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