Vientos de guerra

Recuerdo una película de ciencia ficción, rodada a principios de los años ochenta, titulada “Juegos de Guerra” y protagonizada por el actor Mathew Broderick,  el cual interpreta a un joven “hacker” que logra introducirse en la computadora del NORAD (Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial), que controla los misiles nucleares de los Estados Unido.  Creyendo estar jugando con otro ordenador, llamado “Joshua”, Borderick comienza el juego denominado “Guerra Termonuclear Global”. En realidad, el “hacker“ abre la “Caja de Pandora” con esta simulación informática, ya que en el NORAD los oficiales norteamericanos creen que el juego simulado es un verdadero  ataque a los Estados Unidos por parte de la antigua Unión Soviética. Tras una serie de vicisitudes, en las que el mundo está al borde de la III Guerra Mundial, el problema se resuelve al hacer que la computadora “Joshua” juegue contra sí misma al juego del “Tres en raya” y, tras una casi eterna cadena de empates, el ordenador comprende los conceptos de callejón sin salida  y las “tablas” en los juegos.  El interesante “film” finaliza con una gran moraleja, cuando el superordenador escribe en la pantalla: “Destrucción mutua asegurada: Ganador, ninguno. Extraño juego. El único movimiento para ganar es no jugar.”
Viene a cuento esta introducción porque hace algunas fechas, concretamente los días 6 y 9 de este mes de agosto respectivamente, recordábamos el lanzamiento, hace 72 años, de dos bombas atómicas sobre las ciudades de japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Quedaba inaugurada la “Era del Terror Radioactivo”. No muchos años después, durante la “Guerra de Corea” de 1950-53, se barajó la posibilidad de bombardear, con armamento nuclear, la República Popular coreana, a propuesta del conocido general  Douglas MacArthur, que, afortunadamente, no prosperó y fue frenada por el presidente Truman. Ya durante la Era Kennedy, a principios de los años 60, la conocida “Crisis de los misiles de Cuba”, llevó al mundo al borde del holocausto nuclear, que, por fortuna, se saldó pacíficamente con diplomacia subterránea y “cambio de cromos” entre USA y la URSS, en forma de desmantelamiento de misiles en Cuba y Turquía. Pero también vemos, en estos días, como dos líderes de países perteneciente al “Club Nuclear”, a los que no dudo en calificar de peligrosos, irresponsables e imprevisibles, como son el norcoreano Kim-Jong-Un o el estadounidense Donald Trump, se afanan, con sus amenazas y con sus alardes para demostrar quién es que” la tiene más grande”, caldeando este crispado mundo de políticas geoestratégicas inciertas y cambiantes. No debemos olvidar que estos dos mandatarios de países poseedores de armamento termonuclear, están rodeados de verdaderos “halcones” militaristas, que no dudarían ni un momento en apretar el botón sin ninguno ademan de utilizar el “teléfono rojo”, haciendo referencia otra vez al cine, en esta ocasión del maestro Kubrick. Parece que estos peligrosos dirigentes no han aprendido la lección del ordenador “Joshua” de “Juegos de Guerra”. Solo ganan los que no juegan a este juego de perdedores absolutos. Aprendamos de una vez.

Vientos de guerra

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