La mayoría de los lectores pertenecientes a mi generación,

La mayoría de los lectores pertenecientes a mi generación, o cercanos a ella, recordarán el semanario español “El Caso”, nacido allá por los años 50 del pasado siglo, especializado en la publicación de los crímenes y sucesos más escabrosos, tétricos, desagradables y morbosos que conmovieron a la sociedad de aquella época. Era conocido por “El Periódico de las Porteras” y se dice, incluso, que el propio dictador Franco era asiduo lector de la mencionada publicación.
Su éxito fue indiscutible y, de una tirada inicial de 10.000 ejemplares, que se vendían a 2 pesetas, pasó a editar más de 100.000. Algunos casos famosos y con más morbo de lo habitual, como el del asesino Ruiz Jarabo, sobrino del entonces Presidente del Tribunal Supremo, el de “El Lute”, y otros de resonancia, hicieron que el semanario lanzase casi un millón de ejemplares. Era locura colectiva, podríamos decir. El morbo, vendía…y aun vende.
Muchos recordamos a los periodistas especializados en sucesos, como Eugenio Rubio o Margarita Landi, con su inseparable pipa y su pequeño revólver, y otros, ya que los dos citados alcanzarían renombre y amplia difusión en el nuevo medio televisivo, como fue el programa seriado “El Caso: Crónica de Sucesos”, emitido por TVE. Finalmente el semanario, tras su desaparición en 1987, regresó fugazmente en 1997, hasta su desaparición definitiva en 2013. En los medios tradicionales, escritos o audiovisuales, continuó la publicación de noticias de sucesos, más o menos escabrosos, hasta la progresiva entronización de programas y tertulias televisivas, durante los “Magazines” matinales o vespertinos, como es el caso del programa del periodista Marlaska y otros, con invitados policías, guardias civiles, forenses o jueces, para darles aire científico y serio. Pero el morbo y los detalles no se escatiman. Quién esté libre de pecado que tire la primera piedra, pues aun recuerdo los viejos tiempos de mis andanzas de joven reportero en Ferrol, donde, durante algún tiempo, estuve encargado en el periódico de la Sección de Sucesos. Es verdad  que Ferrol era una ciudad tranquila y los casos se limitaban a accidentes de tráfico domésticos, caídas, y poco mas… Pero lo cierto, es que cuanto más cruentos eran, mas atención suscitaban.
Vienen a colación estos recuerdos a raíz del caso del asesinato de la joven Diana Quer, por fortuna resuelto. Desgraciadamente, la víctima y su presunto asesino, “El Chicle”, van a estar muy presentes en los medios de comunicación durante los próximos meses. Cualquier dato o detalle, cierto o presuntamente veraz, va saltar inmediatamente a las pantallas, la antenas o a las primera planas. Me pregunto ¿son los casos muy mediáticos los que terminan por resolverse? Los crímenes que apenas si tuvieron trascendencia en los medios y se han circunscrito al ámbito local, ¿tienen menor atención por parte de los investigadores o de la Justicia?  Lo digo porque aquí, en Ferrolterra, cuatro o cinco casos, con víctimas mortales, permanecen sin esclarecer. El más sangrante es el del joven Miguel Ángel Sánchez Bouza: el próximo mes de febrero, el crimen, prescribirá. Una injusticia.
 

La mayoría de los lectores pertenecientes a mi generación,

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