La “víscera” ideológica

ace unos días me encontré con un antiguo jefe y compañero, conocedor de mi trayectoria como periodista, investigador y escritor. Me comentó que, desde mi regreso, había comenzado a leer mis columnas periodísticas semanales en el Diario de Ferrol y, de sopetón, me dijo: “No convences ni a unos ni a otros. No dejas satisfecho a nadie con tu opinión”. A lo que respondí: “Me dejas muy tranquilo, pues eso, para mi, es señal de que lo hago bien”. Mi amigo llegó, finalmente, a la siguiente conclusión: “En realidad, cada lector de periódicos, desearía que le editasen el “suyo” propio. Solo desea ver y leer lo que él piensa sobre determinado asunto”. Y no le falta razón. Sería aquello de, “cada lector, un único periódico, que le diga lo que quiere leer y no lo contrario”.
No soy equidistante ante el grave problema nacional que vivimos con la declaración unilateral de la independencia catalana, la aplicación del Artículo 155 y la graves consecuencias ocasionadas. Entre ellas, la que mas alarma ha causado, es el haber sido enviadas a prisión varias personas, entre ellas parte del “Govern de la Generalitat”, por jueces y fiscales, ocasionando muchas discrepancias en la opinión pública. Incluso la “saga/fuga” de Puigdemont a Bruselas genera inacabables discusiones sobre si es héroe o villano, mártir o resistente, cobarde o valiente, etc. Además, incluso destacados juristas y profesores de Derecho Constitucional o Penal, se han enzarzado en discusiones enormemente discrepantes. Las tertulias televisivas o radiofónicas hierven de intervenciones, muy beligerantes y encarnizadas entre “Independentistas” y “Constitucionalistas”. Muy preocupante panorama.
A raíz de mi conversación con mi compañero de antaño, se me ocurrió realizar un experimento, si se quiere de escaso valor científico, pero, al menos, fiel reflejo de la actitud de mis llamados “amigos” de las redes sociales. Consistía en colgar en mi “muro” varios post, en forma de preguntas irónicas o sarcásticas, tales como: “¿Presos Políticos o Políticos presos?”; o bien, “¿Es normal que dos Tribunales, sobre el mismo caso, decidan dos cosas contradictorias?, e incluso, “Puigdemont se somete a la Justicia, pero no va a volver de Bruselas. ¿Cómo se entiende esto?”
Las reacciones no se hicieron esperar y la controversia entre “tirios y troyanos” comenzaron, primero con cierta contención y firmeza, para seguir con una creciente subida de tono, llegando, en ocasiones, a la descalificación e insulto personal, para finalizar con un “adiós Don Pepito, adiós Don José”, casi mentándose a las madres. Pese a que yo no intervendría en las discusiones, algunos de mis “amigos de la red, atacaban directamente al “mensajero” que osaba formular las cuestiones, y que, únicamente, pretendía suscitar la controversia y el diálogo. Todo el mundo parece hallarse en posesión de la verdad y no admite la controversia. La “víscera ideológica” parece haberse instalado en la opinión publica. “Si no piensas como nosotros, eres del “enemigo, y no hay mas que hablar”.
Al final, todo se reduce, en cuanto al problema catalán, a que las “líneas rojas” de ambas partes son y serán infranqueables. Al tiempo.
 

La “víscera” ideológica

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