El “procés”

Vaya por delante que yo no soy un nacionalista en absoluto. Me declaro ciudadano, demócrata, defensor de la ley y tolerante con ideas ajenas, incluso las de los creyentes en la independencia de determinadas regiones, comunidades, estados o como quiera llamársele. Vuelve a aparecer, por enésima vez, el fantasma de la “España Invertebrada”, la de las nacionalidades que no encuentran un encaje adecuado en las vértebras en torno a la “columna vertebral” del Estado Autonómico instituido en la Constitución de 1978.
El gobierno nacionalista catalán ha emprendido, otra vez, un viaje a ninguna parte pretendiendo una independencia unilateral, el llamado “Procés” que, a mi juicio, no habrá de ser reconocido por la comunidad internacional en su inmensa mayoría.
Asistimos a ceses de “consellers” o algún alto cargo del gobierno autónomo, como el director general de los Mozos de Escuadra para depurar posibles dudas o tibiezas en torno al “Procés” sin vuelta, conducente a la declaración unilateral de independencia. Observamos que los citados políticos catalanes cesados o “dimitidos” son sustituidos por personas que muestran “inquebrantable adhesión” y que están dispuestos “al combate”. Hablamos de “combate”, ya que desde el Govern se ha llegado a plantear la posible resistencia de los “soldados catalanes”, y no estoy seguro si se hace una velada alusión a las Fuerzas de Seguridad autonómicas. Si así es, se entiende que se trata de la primera “contra-amenaza” de fuerza dirigida al gobierno central. En definitiva, se da un portazo a cualquier vía de solución dialogada con el ejecutivo de Rajoy.
Quedan poco más de dos meses para que se celebre, —o no, ¿quién lo sabe?— la consulta popular en las urnas a los ciudadanos catalanes, para que manifiesten si desean o no la independencia de Cataluña y su desconexión con el Estado español. Dejo en el aire las siguientes cuestiones: ¿Con qué legitimidad democrática, con qué censo electoral, donde se pondrán las urnas, con que funcionarios se organizará, qué controles democráticos y plurales garantizaran la transparencia de la consulta, con que fuerzas de seguridad se vigilarán los comicios…? Caben muchas más preguntas que habrán de ser contestadas según el buen entender y sentir de los lectores de esta columna.
Entretanto, y con el “melón catalán” por abrir, observo, con cierto estupor, las posturas de determinadas fuerzas políticas presentes en el arco parlamentario. Por parte del Gobierno sustentado por el PP vemos a su presidente Rajoy, y a sus miembros afirmar, por activa y por pasiva, que la consulta no se celebrará de ninguna manera, sin decir a los ciudadanos como y en qué forma se impedirá. Al nuevo PSOE de Pedro Sánchez se le ocurre proponer, una vez más, junto con Unidos Podemos, una hipotética reforma de la Constitución, para instituir un nuevo Estado Federal con reconocimiento de “naciones” dentro de España, para lo cual se necesitaría el consenso con el PP, que no parece muy proclive a dicha reforma, y que precisa el acuerdo de dos tercios de la Cámara. El tancredismo de las dos posturas en discordia, es también un viaje a ninguna parte. Dialoguen.
 

El “procés”

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