Guerras

Cuántos conflictos tendrá que tener el hombre para desear la paz? La verdad es que nunca se ha parado de tener guerras, de derramar sangre. Se llenan después sobre los muertos páginas de historia, de controvertida historia, que lavan nuestras conciencias. Pero las guerras siguen, como ocurre en Siria, con ese Oriente Próximo que han hecho estallar en nuestras narices. Con el pecado original de la mentira. Hay un dicho de la época nazi que dice así: “¿Cómo se puede tocar a Schubert por la noche, leer a Rilke por la mañana y torturar al mediodía? De alguna manera es lo que está pasando cuando las decisiones sobre los refugiados las toman hombres que por la noche pueden escuchar a Górecki, Beethoven o rezar y mirar a los ojos a sus hijos mientras dulcemente duermen, esperando el silencio para amar a su mujer. Dulcemente abrazamos nuestro mundo destapando las miserias de los otros. Hasta cuándo este bautismo de muerte por el Mediterráneo, porque son sus historias las que cubren nuestros sueños.

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