En los años 50 el Rock and Roll irrumpió como una música revolucionaria, expresión de las ansias de libertad de una generación marcada por la segunda guerra mundial y harta de los clichés de la época, en los sesenta, setenta y sucesivas décadas el Rock se fue adaptando a las circunstancias y aspiraciones de las nuevas generaciones, pero siempre con un aliento liberador, integrador y universal, como vehículo para compartir anhelos más allá de razas, creencias, culturas o ideologías. El Rock and Roll es sinónimo de libertad, y eso, los fanáticos no lo soportan y por eso atentan contra quienes acuden a los conciertos. Pero seguiremos yendo, mantendremos vivo el espíritu de Elvis, Dylan, Beatles, Rolling, ACDC, Aerosmith, Bruce y el de todos los que siguen sus pasos, porque solo así derrotaremos, tarde o temprano al fanatismo ciego. Y a los gobernantes exigirles que hagan algo más que lamentarse después de cada tragedia, que se esfuercen y pongan todo lo necesario para proteger a los ciudadanos libres.