Que somos

El lío catalán ha supuesto una crisis aguda para la estabilidad del estado de derecho y para su configuración territorial, pero también es una oportunidad para replantearnos el modelo y decidir, de una vez por todas lo que queremos ser. Se habla mucho del modelo federal, incluso se dice que España lo es ya de facto, pero lo cierto es que el estado federal supone un viaje de competencias y lealtades de ida y vuelta, en el que los territorios federados se integran en un estado al que le otorgan competencias básicas y comunes, y el estado, a su vez, distribuye a los territorios competencias y facultades para que las ejecuten y gestionen. Las competencias son de todos y todos son estado, a la vez que el estado son cada uno de los territorios. En España, el sistema no es así. Las competencias del estado y de las CCAA son exclusivas y excluyentes, y las fórmulas para su funcionamiento y financiación varían de unas comunidades a otras, lo que provoca desigualdades y agravios comparativos. Lo ocurrido, nos brinda una oportunidad para perfeccionar el sistema que deberíamos aprovechar.