Negacionismo

retender a estas alturas cambiar el nombre de la Plaza de España, con fundamento en que fue impuesto en la dictadura franquista resulta retorcido y un ejercicio infantil de negacionismo, porque la verdad empírica es que la Plaza de España está en Ferrol, en Galicia y en España, y que España era España con Franco, con los Reyes Católicos o con la República. Por esa regla de tres, habría que cambiar toda la toponimia española, porque el nombre de los pueblos y ciudades que la integran se impusieron o instauraron bajo regímenes totalitarios, llámense dictaduras o absolutismos y, siguiendo esa misma tesis, en los países sometidos al colonialismo ni les cuento. Puede que alguien decida cambiar mañana el nombre de Nueva York porque fue impuesto por el régimen colonial británico, pero en fin, no veo a los neoyorquinos ocupados en semejante estulticia. A mí que algún edil se entretenga con eso no me molesta, aunque no lo comparta, pero otros, desde luego, estarían mejor haciendo presupuestos o repasando programas electorales de los partidos bajo cuyas siglas se presentaron antes de caer en la amnesia política.
 

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