Maltrato

sin entrar en disquisiciones sobre los límites de la corrección a los hijos o los de una relación sana y razonable de pareja, existe un maltrato innegable que es el que el legislador dio al código penal, estableciendo tipos delictivos tan abiertos y vagos que la seguridad jurídica ha saltado por los aires. Ha pasado con los malos tratos en el seno de la familia, con los delitos de odio, y no digamos con los de ofensa a los sentimientos religiosos. Tipos penales mal diseñados, mal delimitados y alguno, como el último de los citados, de un exotismo impropio de un sistema jurídico moderno. Lo políticamente correcto se impuso a lo jurídicamente necesario y se terminó provocando situaciones irracionales, como la de maltratadores que comparten custodias o amplias visitas a sus hijos, y madres perseguidas por tratar de protegerlos de situaciones de evidente riesgo, padres sometidos a la tiranía de sus propios hijos menores, etc. La solución pasa por una regulación precisa, clara y bien delimitada de los tipos penales, que ahorren al ciudadano situaciones grotescas e indeseadas como las que ahora se producen con cierta frecuencia. 

Maltrato

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